Associació Musical i Cultural José Luis Lopategui
Concurs Juvenil de guitarra J.L. Lopategui

¿Quiénes somos?

Associació Musical i Cultural José Luis Lopategui

El 15 de diciembre del año 2002 se constituyó formalmente la Asociació Musical i Cultural José Luis Lopategui, cuyo objetivo principal es continuar con la tarea de estudio, proyección y difusión de la guitarra clásica que llevó a cabo el maestro José Luis Lopategui durante sus años de intensa actividad concertísitica y pedagógica. 

La Asociació Musical i Cultural José Luis Lopategui es una asociación de carácter no lucrativo, que cuenta entre sus miembros amigos, alumnos, ex alumnos de Lopategui, melómanos y aficionados a la música en general. 

Se creó no tanto -que también- en señal de memoria y reconocimiento, como con la firme voluntad de continuar una tarea que creemos que es fundamental para la salud de un país y que incide en trazar un necesario puente de continuidad entre el ámbito docente y el cultural. Por ello, como elemento de referencia principal de la asociación, se apostó por la institución de un Foro de Guitarra que, con una periodicidad anual, llevara a cabo alguna actividad relacionada con el mundo de la guitarra desde sus vertientes interpretativas, docentes y de investigación.

El logotipo de la asociación fusiona el perfil de José Luis Lopategui con su instrumento. Pero lo hace no con la guitarra, sino con la vihuela: con el antepasado más noble y a la vez popular del instrumento, lo que deja entrever que la pureza y fragilidad ideal de la música no están en absoluto reñidas con su voluntad de difusión máxima como elemento cultural y educativo. El logotipo, responde, pues, a la concepción de la música del maestro Lopategui. Pero, además, incorpora el elemento "privado" del estudioso e intérprete: una réplica en rojo (el color de las anotaciones) de la séptima posición del instrumento. La referencia al mágico número 7 da al logotipo no sólo la dimensión espiritual que acompañó profundamente la existencia de José Luis Lopategui, sino que lo vincula con la que fue una de las obras de su vida: la escuela Aula de Música 7, donde se han formado (y continúan formándose) no sólo músicos sino, sobre todo, personas.

José Luis Lopategui

José Luis Lopategui fue amigo y alumno privilegiado del maestro Narciso Yepes. Fue este hecho, junto con los vínculos con el maestro Pujol y la firme convicción de que la guitarra era un instrumento igualmente idóneo que los instrumentos sinfónicos para la interpretación rigurosa de la música clásica, lo que guió la labor musical de José Luis Lopategui durante los más de 30 años de activa vida musical en una trayectoria que se desarrolló en los ámbitos concertístico, docente y de investigación por igual.

En 1973 ganó, por oposición, la cátedra de guitarra clásica del Conservatorio Superior Municipal de Música de Barcelona, que ocupó hasta su muerte, el 6 de marzo de 2002. Es en este centro donde formó generaciones y generaciones de guitarristas y pedagogos, que ahora ocupan primeros lugares en el panorama guitarrístico internacional. Además de la proyección en el ámbito concertístico, buena parte de ellos han continuado la labor pedagógica de su maestro profundizado en la didáctica del instrumento. Porque una de las principales aportaciones de José Luis Lopategui al panorama guitarrístico de nuestro país fue la codificación minuciosa de una técnica que posibilitaba el aprovechamiento máximo de cada uno de los recursos expresivos del instrumento. Es aquí donde la maestría de Narciso Yepes fue más patente, porque gracias al contacto íntimo y prolongado con el que ha sido uno de los intérpretes más dotados del siglo XX, pudo observar y analizar cuidadosamente la técnica (en gran parte espontánea) de su maestro para estructurarla y posibilitar su estudio sistemático. De este afán de observación resultaron tanto la obsesión por la pulcritud del sonido, como la preocupación por la ergonomía de la posición corporal hacia el instrumento.

Pero la labor pedagógica de José Luis Lopategui se hizo sentir también en multitud de cursos, lecciones y conferencias, así como en la creación de la primera escuela destinada específicamente al estudio de la guitarra clásica en España: el Aula de Guitarra Ferran Sors, reconvertida posteriormente en el centro de estudios musicales Aula de Música 7. Entre los cursos, cabe destacar, por su importancia, el Curso Internacional de Guitarra José Luis Lopategui, que se convirtió en un referente europeo de actividad musical en torno a la guitarra. Buena muestra de ello es el catálogo de alumnos que asistieron desde multitud de países (entre ellos los actualmente reconocidos intérpretes y pedagogos Juan Antonio Muro, Gerard Pancracio, Gabriel Tapia, Nicolás Daza, Núria Sempere, James Lorusso, María José Santos...), y las prestigiosas formaciones y solistas de nuestro país y de todo el mundo que actuaron durante las XXX ediciones del curso, primero en Cervera y luego en el claustro del Monasterio de Sant Cugat del Vallès.

En el desolado panorama musical de los primeros 70, el "Curso de Sant Cugat" se convirtió en un verdadero dinamizador de la actividad cultural en nuestro país. A la vez que permitía que varios intérpretes catalanes encontraran un espacio para hacer música de cámara con la guitarra (entre ellos Carmen Bustamante, el Cuarteto del Teatre Lliure, Eva Graubin, u otros), representó la oportunidad de escuchar algunas formaciones y intérpretes foráneos que de otro modo no habrían podido ser escuchados en Cataluña (los cuartetos Kosice, Moyze, Travnicek, y diferentes orquestas).

Además de estos cursos, no hay que olvidar las master clases que José Luis Lopategui dictó en el International Music Institut de New York (compartiendo docencia con maestros tan reconocidos como los pianistas G. Sebók o A. Balsam), y de otras ciudades de los Estados Unidos de América, así como en numerosos centros docentes de toda Europa y España, donde pudo desarrollar como ninguna el conocimiento específico que tenía de determinadas épocas, estilos y obras, gracias a su dedicación paciente al estudio, edición y transcripción de partituras originales. Fruto de este trabajo son su edición de los Estudios op. 31, 35 y 60 de Fernando Sor (para las editoriales Quiroga y Alpuerto), las Cinco Piezas Fáciles de F. Carulli (para la editorial Boileau) y multitud de transcripciones de obras del Renacimiento hispánico que quedaron inéditas, si bien pudo dar a conocer en múltiples conciertos y recitales.

Pero su actividad concertística no sólo se volcó en legitimar el repertorio de la música para vihuela y laúd, sino que contribuyó a la proyección y normalización de la obra de algunos compositores contemporáneos tales como Rafael Rodríguez Albert, Manuel Palau, Vicente Asencio o Juan Briz, llevando a algunas de las salas de conciertos más prestigiosas del mundo, como el Lincoln Center y el Town Hall de Nueva York, en la Ópera de Varsovia, en el City Hall Theatre de Hong-Kong y otros escenarios de ciudades como Washington, París, Amsterdam, Viena, Praga, Pekín, Madrid o Barcelona.